¿Como surgió Pensaemas?

Una infancia entre libros

Fui una niña lectora en una época sin internet, donde la imaginación encontraba refugio entre páginas. Crecí en los años 70, leyendo sin ningún tipo de control parental: desde Julio Verne hasta Enid Blyton, pasando por colecciones que hoy pocos recuerdan, como Los tres investigadores de Alfred Hitchcock o la Colección Violeta, Machado, un poco de Lorca, Dickens, Puck, siempre Puck, de la autora Lisbeth Werner, y un sinfín de autores y personajes que sería larguísimo enumerar. Todo ese mundo se volvió mío, aunque no lo hubiera escrito yo, y con los años se entrelazó con cada célula de mi alma y de mi memoria.

Un viaje iberoamericano

Me llamo Isabel Salas, una escritora y madre española, precisamente de Málaga, pero he vivido más de veinte años en Brasil, pasé un tiempo en Uruguay y, desde hace cinco años, vivo en Argentina. Por eso considero que la palabra “iberoamericana” me define mejor, y la uso respetuosamente, con todo el derecho y el honor que eso supone. Tengo dos hijas que ya son mujeres, una vida compartida con gatos y perros y, gracias a Dios, buenos amigos que, junto a mis queridos libros, han hecho mi vida mejor.

Porque sí, porque los libros me han acompañado desde siempre y han sido compañía y hombro amigo. Con los años entendí  que una novela se lee sólo una vez pero un poema se puede querer leer decenas de veces al igual que una canción que no escuchas una sola vez, sino muchas, porque te dice algo distinto en cada momento. Me he sorprendido a mí misma releyendo un mismo poema más de cien veces. Igual que he escuchado algunas canciones todas las veces necesarias hasta extraerles todo el jugo. Y justamente son las canciones las que, en cierto modo, inspiraron el germen de esta página que hoy visitas. 

Retrato de Isabel Salas, autora y fundadora de Pensaemas

Música y poesía

Cuando aparecieron en mi vida los pendrives, empecé a crear mis propias selecciones de música. Mezclaba coplas, Silvio Rodríguez, Aterciopelados, Les Luthiers, música mexicana… componiendo la banda sonora que me acompañaba en mis viajes, en el trayecto al trabajo o cuando iba al mercado. Con el tiempo y más conocimientos técnicos, pensé: ¿por qué no hacer lo mismo con los textos? ¿Por qué no poder elegir los poemas, cuentos, pensamientos y reflexiones que me tocan en este momento concreto de mi vida y llevarlos conmigo en un solo archivo, fácil de localizar?

Diapositiva representativa de una taza sobre un libro por el trabajo editorial y visual de Pensaemas

El origen de Pensaemas

Así nació Pensaemas, una página para leer, para curiosear y para seleccionar lo que más te guste. Aquí encontrarás una colección de textos que he leído, releído, escrito o simplemente amado. Hay poesía, cuentos, pensamientos filosóficos, artículos útiles sobre temas cotidianos como la crianza, la nutrición o temas legales. Todo está organizado para que puedas escoger lo que te interese y montar tu propio PDF. Lo descargas por un precio simbólico y lo tienes a mano, sin perderlo entre archivos, sin tener que buscarlo de nuevo.

En esta página vas a encontrar una parte de mi mundo. Los textos, cuentos, artículos y poemas han sido escogidos uno a uno, y los temas están etiquetados para facilitar la navegación.

Mi forma de leer y escribir

Me sigue gustando la palabra Pensaema tanto como el día que la usé en mi primer libro, para intentar ponerle un nombre a mi trabajo y evitar debates. Mi intención siempre fue prevenir las discusiones (interminables y estériles) sobre si lo que yo hago es poesía o no, literatura o no, arte o no, bueno o no.

No es que no me guste discutir ciertos temas —que me gusta—, pero en este en particular no encuentro el interés. Como lectora, he tenido y tengo mis preferencias, y no las discuto. Cuando decido pasar unas horas leyendo, escojo lo que me apetece en ese momento: sea poesía o prosa, sea con ganas de aprender o simplemente para relajarme. Lo mismo abro mi carpeta de PDFs  para leer algo de Ken Follett, que tomo un libro de papel entre las manos (sin ninguna parafernalia litúrgica ni actitud integrista), y leo lo que tengo a mano. Algunos días me da igual leer en portugués o en español. Otros días, no, prefiero un audiolibro.

Leo igual que respiro. Mis preferencias han cambiado con los años, para mejor o peor, según el momento, mis circunstancias personales, mi ubicación geográfica, la edad de mis hijas, el tiempo disponible, las lecturas que me recomienda el hombre amado y otros factores igual de importantes o igual de irrelevantes.

Es inevitable que lo que escribo a algunas personas les encante y a otras les parezca horrible; que algunos lloren o se emocionen con mis textos y otros los consideren simples, pobres o directamente malos. Me parece perfecto. Igual que yo escojo leer a ciertos autores y descarto a otros, quiero que cualquiera pueda decidir si leerme o no, sin más. No tengo ningún problema con eso.

Lo que aprendo de mis gatos

Admiro la capacidad de los animales para hacer lo que deben cuando deben, sin preocuparse por lo que pasa alrededor. He aprendido mucho con mis gatos: duermen cuando tienen sueño, sin preocuparse por el pasado, el futuro o por si están llenando de pelos mi chaqueta negra.

Así soy yo cuando decido pasar una tarde leyendo. Y con esa mirada escogí cada uno de los tesoros que encontrarás aquí.

Carrito de compra
Scroll al inicio